Aprendizajes de un burnout - parte I
Todo comenzó con una visita a mi médica en diciembre de 2014.
Había sido un año duro, con muchos viajes y trabajo en paez.com, estaba ansioso, cansado y con los clásicos síntomas de improductividad: procrastinaba decisiones, no podía analizar un simple Excel y saltaba de tarea en tarea para sentirme bien.
Mi médica clínica me recetó alguna pastilla para tranquilizarme y me dijo: “vete de vacaciones”
Con mi pareja decidimos irnos 3 semanas de viaje; y con la firme intención de desconectar del teléfono, no mirar las noticias online y por supuesto, delegar 100% del trabajo.
La primera semana fue la más dura, como si a un adicto le quitasen su insumo preferido. Se complicó cuando abrí el diario online y saltó el caso Nisman. Si tenía la intención de despegarme de las noticias, menudo lío que había en Argentina como para mirar a otro lado.
Por suerte no tuve que tomar nada para poder dormir y descansar.
La cosa mejoró en la siguiente semana, y para la tercera, estaba en el nirvana, buceando entre tiburones y rayas. No quería saber nada con volver a trabajar.
¿Recargué pilas? Yo diría que no. Cómo cuando la batería de un teléfono titila en rojo, el viaje solo hizo que se mantenga en ese estado. Nunca volví en verde.
Ni bien aterricé en Barcelona, sonó el teléfono. Era mi socio.
Me cuenta con detalle que de las 850.000 unidades que debíamos entregar en febrero a nuestros distribuidores de todo el mundo, nuestro fabricante en China sólo tenía 100.000 listas.
Mi respuesta fue: “Y que acelere YA”
Del otro lado del teléfono: “Mañana arranca el año nuevo chino y por un mes no trabajan. No llegaremos”
Al otro día desperté sin voz.
Continuará….