El competidor menos impensado 😵
Un amigo creativo y publicista me dijo hace unas semanas:
¿Te acuerdas la época en donde las calles y la TV estaban repletos de anuncios de chicles?
Hoy solo podemos ver un par.
Marcas como Beldent, Bubbaloo, Orbit, Chiclets y Trident entre otras, invertían millones en campañas publicitarias.
Y un día, las ventas comenzaron a caer sigilosamente año tras año.
¿Qué paso? ¿El mundo se volvió más consciente con el azúcar?
Para nada. Desde hace tiempo que los ejecutivos de las gomas de mascar habían lanzado sus versiones diet y sin azúcar.
Sin embargo, ni las agencias más creativas lograban frenar el drenaje de ventas.
¿Los consumidores se estaban pasando a los chocolates? ¿Había en el mercado un nuevo producto sustituto que nadie logró ver?
Nadie encontraba la respuesta al problema, hasta que una empresa se tomó el trabajo de analizar las motivaciones reales que tenían los consumidores para comprar chicles.
¿Para qué compran chicles? ¿Qué hace un chicle por ti? ¿Refrescar tu boca? ¿Hacerte sentir joven? ¿Pasar el tiempo en el metro o bus?
La conclusión del estudio fue contundente: los usuarios de los chicles compraban este producto para bajar la ansiedad.
¿Y la baja de las ventas? ¿A qué se debía? Pues en el 2008 se lanzó el iPhone y casi todas las personas del planeta pasamos a tener “un amigo” entre las manos.
¿Acaso no estamos calmando nuestra ansiedad con Facebook, Instagram o Twitter?
Reflexión: ¿Cuál es el verdadero trabajo que tu producto o servicio hace por tus clientes?
PD. Si quieres saber más sobre el framework “jobs to be done” sigue este link