La explosión del trap y reguetón, es un fenómeno global difícil de explicar.
Si entras en un club, paseas por una tienda o simplemente te sientas en un parque, alguien estará escuchando a Bizarrap, Rosalía, Nicky Jam, Nathy Peluso o Bad Bunny.
Aunque esta tipología de música no sea de tu preferencia (como en mi caso), estos nombres ya comienzan a ser parte de nuestra cultura popular, atravesando las tapas de los diarios o las conversaciones de un domingo familiar.
¿Cómo lo lograron? ¿Quiénes están detrás de estos nuevos genios? ¿Cómo hicieron para en tan poco tiempo batir todos los récords de audiencia de Spotify?
No hay una única respuesta, pero sí podríamos intuir su estrategia de crecimiento.
No crearon artistas en solitario, sino que fundaron un movimiento.
La industria, en vez de “marketinear” productos individuales, se focalizó en desarrollar un mercado paraguas, agrandando así la torta para todos los que participan dentro de ella.
Estos artistas no compiten, cooperan, creando así efectos de red de lo cuales es muy difícil competir.
El mejor ejemplo es Bizarrap, quien se volvió viral y jamás publicó una canción en solitario.
¿Cuántas veces hemos escuchado a Bono cantando con Mick Jagger?
Muy pocas.
Tal vez al rock le quede poco tiempo para pivotar.